de monos, manos y patas

He aprendido con el tiempo a escoger mis batallas. Creo que es un gran triunfo para alguien de mi edad. He intentado reducir mi capacidad de conmoverme a cosas en las que es irreprimible dicha reacción. He dejado de pelearme con el mundo y de adoptar cada causa sin miramientos. Hoy leyendo el periódico, (cosa trágica para todo lo anterior) no pude evitar leer un artículo llamado Sacrificio Masivo de Monos. Mientras lo leía me chupaba el pulgar izquierdo de la mano, cosa que aparentemente también hacen los monos patas.

Quisiera decir que fue la palabra sacrificio que automáticamente trae imágenes de Cuaresma a mi cerebro formado católicamente lo que me hizo leerlo o la palabra masiva que tiene tanto de exceso que me hala la atención por los pelos, pero realmente fueron los monos. Y me da exactamente lo mismo que la gente piense que es increíble que me ofenda más una noticia como esta, que los veintipico de muertos humanos que llevamos en una semana de año. Como dirían los españoles, pues va a ser que sí.

Según lo poco que conozco y en mi muy superficial investigación descubrí que estos monos en particular, se les llaman los monos pata, son los primates más rápidos. Viven en familias y se desplazan buscando vegetales que es con lo que se mantienen vivos. Cuando anochece se trepan a los árboles y ahí duermen.

No son (obviamente) animales autóctonos. Este no es su hábitat. No compraron tampoco un pasaje para venir a visitarnos. Intentaré no decir nombres para evitar protagonismos, pero en este artículo nos cuentan cómo las personas a cargo de las agencias gubernamentales que se dedican a atender los asuntos llamados Recursos Naturales y Ambientales, Control de Primates, Centro de Primates del Caribe e inclusive activistas hacen comentarios que me han roto por completo el apetito y eso de por sí es difícil. (que conste que mi diatriba no es contra el periodista, que si no es por él ni me entero, eh)

Estos aproximadamente 800 (ochocientos) primates [según la RAE: mamíferos de superior organización, con extremidades terminadas en cinco dedos provistos de uñas] cualquier parecido es pura coincidencia burocrática, fueron “sacrificados de forma humanitaria”. Sí, me encantan los eufemismos y el oxímoron que se vuelve contra sentido, es algo así como friendly fire. Estos monitos fueron eutanizados con inyección letal, valga clarificar que el animal no sufre. Poético.
Lo que me aterra es que la decisión respondió a que “no los quieren, no tienen ninguna utilidad”. En este pasillo del Caribe como una amiga genial siempre dice, hay demasiadas cosas sin ninguna utilidad. Lo peor de todo son los inútiles que definen la falta de utilidad de las cosas, de los procesos, de las agencias, de los empleados, de las cosas que respiran. No me extraña, ¿no recuerdan cuando agarraron a todos los vagabundos de cierta ciudad y los soltaron en otro pueblo, porque afeaban los alrededores? Cualquier cosa podría pasar, si alguno de esos que tienen esas plumas mágicas que firman mandatos urgentes decidiera que deberíamos darle muerte humanitaria a lo que no nos sirve, a lo que afea, a lo que cuesta.

Este proyecto de control de monos, consiste en atrapes masivos, y esto durará al menos dos años. Ya recibimos un comunicado de prensa que tildaba de “muy exitoso” el proyecto, increíble que tanta insolencia quepa en un sitio tan pequeño. Luego otro prócer declaró que “no es simpático sacrificar un animal, pero hay que poner las cosas en una balanza”. Amén. Se me eriza la piel, al leer tanta humanidad en menos de mil palabras. Después de todo eso es lo que nos caracteriza, el balance, la planificación, la humanidad y sobre todo las soluciones humanitarias ¿o debería decir simpáticas?

Esos monitos de caras bastantes –homo- después de todo son unos bandidos, han hecho fiesta con las calabazas y melones del suroeste de la isla. Como si eso fuera poco, no se ha podido conseguir una utilidad monetaria, no son muy mercadeables, no hay un nicho económico que los necesite aparentemente, presumo que de esta premisa partieron para el laboratorio de producción de monos que quieren hacer en el Pueblo de los Brujos. De todas formas todo esto lo despachamos con un “fue un mal necesario”, “such is life”, de verdad que para hacer camisetas y bumper stickers lo que hay que hacer es leer el periódico a diario, nuestros líderes y funcionarios son una fuente inagotable de conocimiento y cultura. Un mal necesario, no entiendo por qué mi mente me hace un fotomontaje de políticos.

En una cita que espero (en lo poco que me queda de inocente y esperanzado corazón) haya sido totalmente sacada de contexto dice: “cuando un animal no tiene que morir y se le practica la eutanasia, no es maltrato porque no se hace adrede. Esa práctica está regulada”. Claro, cuando es asesinato, no es maltrato. Si es homicidio, no es agresión. Los atrapamos y los matamos sin querer queriendo, la aguja le cayó en el corazón. Gracias a Dios que vivimos en un país donde la Constitución protege la vida, prohibida la pena de muerte y prohibida la muerte piadosa, prohibida y punible por demás. Después de todo, los animales no tienen alma ¿verdad?, no recuerdo cuál era la versión oficial.


Para terminar de revolcarme la bilis, me dicen que es lo mismo que pasa con los perros y los gatos. Señores, si como seres humanos no nos podemos identificar con un mamífero que tiene todos sus deditos, con uñas incluidas y que vive en familias y agarra las cosas con sus manos, cómo podemos esperar empatía hacia seres o cosas que aunque respiran y expresan alegría, andan en cuatro patas, ¡el reino del absurdo! Ni hablar de peces que no miran a uno a los ojos, o pájaros que en vez de pelo tienen plumas, uy.

Sí, soy fanática y no, no hago suficiente, pero me asquea, me indigna, porque no nos sale la compasión, sí se nos da muy bien el “ay bendito” ése tan hueco, tan lleno de bobería, pero no la compasión real. Sí, somos expertos en la simpatía, digna de Hallmark, pero la empatía es una cosa amorfa, intangible, inimaginable para nosotros. No nos duelen los números, en el fondo nuestras retinas le pasan por encima a los números, a menos que nos hinque donde es, si el muerto vivía en la urbanización donde creciste, si tienes un sobrino que estaba en la base militar donde pasó, si la nena tenía la edad de tu hija, si transitas dicha avenida todos los días, si tienes un tío que terminó en la calle, si sospechas que tu madrina murió de esa enfermedad… Pero, ¿los monos? Los monos portan enfermedades, como las palomas, las garrapatas y los humanos.

Un viernes lluvioso como hoy no puedo dejar de pensar en comerme una sopa de calabaza y encaramarme a un árbol.